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LAS DROGAS Y LA CREATIVIDAD PUBLICITARIA |
En muchas ocasiones, producto de la mística y la desinformación que existe sobre el profesional publicitario, hay quienes ven a los creativos como esos loquitos que se visten raro y se drogan. Nada más alejado de la realidad. En primer lugar porque hoy el buen creativo tiene que estar cada vez más cerca de la gente, y no como muchos piensan, sentirse un semidios omnipotente alejado de toda realidad.
Sin embargo existe una relación entre creatividad y drogas que vale la pena destacar. Una relación que ha estado presente en la humanidad desde la antiguedad hasta nuestros días.
Existen muchos ejemplos de ello. Uno de los más conocidos es el de la etapa experimental de Los Beatles asociada al consumo de diversas drogas. Una relación que desde ese día el rock y las drogas mantienen incluso en el presente. Pero no es el único caso. Hoy las drogas están en todos los ámbitos de la sociedad y por tal motivo el tema se puede enfocar desde diversos puntos de vista.
Lejos de ofrecer una visión moralista, el enfoque que me pareció más interesante para compartir en este ámbito parte de la siguiente pregunta: ¿Las Drogas estimulan la creatividad?
Para conocer un poco más al respecto me contacté con la Licenciada en Psicología María Lucía Pereyra Birriel, Diplomada en Drogodependencia.
MLPB - “Históricamente el hombre ha usado drogas con diferentes fines en relación a sus propiedades. Sustancias como la morfina, opiáceos, alcohol tienen efectos anestésicos por lo cual se las ha utilizado con fines terapéuticos, medicinales. Otras drogas alteradoras de la conciencia y alucinógenas han sido usadas en el contexto de rituales religiosos con el fin de expandir la conciencia y lograr experiencias de conexión con su Dios.
En nuestra sociedad actual se consumen drogas con diversas expectativas tales como la búsqueda de la recreación, diversión, lograr mayor nivel de rendimiento y tolerancia al cansancio, anestesiarse frente a sentimientos asociados al dolor, evasión de la realidad y entre ellos, que es el tema que nos compete, el uso de drogas en contextos relacionados a la producción creativa.
Las drogas usadas con el fin de estimular el pensamiento creativo, suelen ser las alteradoras de la conciencia, donde se busca romper con los esquemas convencionales con los que solemos interpretar la realidad y lograr a través del “viaje” de consumo, percepciones nuevas, ideas alternativas, nuevas asociaciones y fluidez en el pensamiento con poco control conciente.
Si nos detenemos a analizar el concepto de creatividad y las características del proceso creativo, encontramos que la creatividad es la habilidad de formar nuevas combinaciones de ideas para llenar una necesidad (Harper, 1984). Durante el proceso creativo se produce un aferramiento prolongado e intenso con el tema a resolver, se requiere de mucha concentración, dedicación, se rechazan alternativas obvias y se buscan perspectivas nuevas, realizables y eficientes. De esto se desprende que la persona creativa debe ser meticulosa, resolutiva, con independencia de pensamiento y confianza en sí misma.
Si bien el uso de drogas dentro de la producción creativa podría favorecer experiencias sensoriales y perceptivas nuevas no debemos perder de vista que los resultados y efectos de las drogas también dependen de las características de la persona que la consume y de su contexto.
Por ejemplo si la persona consumidora tiene vulnerabilidad o tendencia a la psicosis, un consumo puede disparar un episodio delirante agudo (PDA). En otros casos pueden producirse experiencias de ansiedad intensa que deriven en ataques de pánico. También se pueden producir dificultades en el control de impulsos y otros comportamientos de riesgo. Los efectos del consumo pueden derivar en una experiencia de sensaciones y percepciones caóticas que luego no pueden ser asimiladas por la persona como material para la producción creativa. Como mencionamos anteriormente, el proceso creativo requiere de organización y concentración.
En el caso de que el consumidor encuentre la posibilidad de lograr fluidez de pensamiento exclusivamente a través de experiencias de consumo, se corre el riesgo de depender de la sustancia por lo cual la persona va perdiendo confianza en sí misma y en su capacidades creativas. Otro riesgo es que el consumo que inicialmente se realizó con fines creativos se extienda a otras áreas de la vida de la persona, y pueda generarse una situación de adicción a la(s) sustancia (s).
Por lo tanto, existe una amplia gama de efectos no buscados ni deseados por el consumidor que no logra prever o conocer de antemano por la complejidad de la interacción de los diferentes aspectos en juego, droga-persona-contexto.
En suma, el uso de drogas en el proceso creativo puede en algunos casos facilitar la ruptura de esquemas de pensamiento convencionales y facilitar el acceso a ideas alternativas, pero esta conducta conlleva una serie de riesgos para la persona que pueden disparar procesos hacia el enfermar.
La capacidad creativa se puede potenciar, estimular y desarrollar a través de técnicas y métodos, que no implican riesgos para la salud de la persona como sí lo tienen las drogas”
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